En estos días tan duros cuando parece difícil ver color en las cosas, cuando a veces el miedo gana a la desesperanza, yo he decidido que, aunque cueste, me quedo con lo bueno.

ME QUEDO con quien se queda en casa, aun con el tremendo esfuerzo que eso le supone, NO con quien decide salir porque su yo vale más que el de cualquier otro.

ME QUEDO con el que utiliza sus manos para crear canciones, dibujos o videos con los que alegrar el día a los demás, NO con los que las usan para crear o difundir falsas noticias que solo generan miedo o alimentan el odio.

ME QUEDO con los carteles solidarios, esos que ofrecen ayuda a sus vecinos, ya sean personas mayores, sanitarios, etc., NO con esos carteles inhumanos que solo desprenden egoísmo.

ME QUEDO con los aplausos a las ocho, NO con las caceroladas a las nueve, a las diez o a la hora que sean.

ME QUEDO con las noticias que buscan mostrar pequeños milagros en medio de tanto horror, NO con esas noticias sensacionalistas que solo buscan recrearse en el dolor ajeno.

ME QUEDO con las iniciativas ciudadanas que intentan poner su grano de arena entre tanto caos, sin entrar en el por qué de dicho caos, NO con la propaganda política que, por un lado y por otro, solo busca obtener votos futuros.

ME QUEDO con el que compra solo lo que necesita, aun sabiendo que quizás mañana no haya más, NO con el que llena su carro con cientos de rollos de papel higiénico que no sabe ni para qué quiere…

ME QUEDO con los arcoíris de las ventanas, con los carteles de ánimo, con las velas, NO con esos carteles con frases demagogas que buscan más atacar que ayudar.

ME QUEDO con las flores que crecen en el jardín, NO con lo alto que está el césped que las rodea.

Y tú ¿con qué te quedas?

Marciala.